jueves, 8 de enero de 2009

MIS LECTURAS EN 2009.

Titulo: El Guardián entre el centeno. Autor: J.D.Salinger.
Alianza Editorial. 228 páginas.


Desde el brocal del pozo.

A mi entender, El Guardián entre el centeno es un tropo de la soledad y del sinsentido de la vida. También es un prodigio de narración. En la novela se relata con desenvuelta sencillez la búsqueda de sí mismo de un ser inadaptado.
El protagonista de la novela, Holden Caulfield, es un joven neoyorkino de familia adinerada que vive una existencia confusa y atormentada. Caulfield, casi un adolescente --y sin casi, pues sólo tiene dieciséis años--, es expulsado de Pencey, el colegio donde estudia en régimen de internado. Es la cuarta vez que es expulsado de una escuela. Son fechas previas a las vacaciones de navidad, y en su casa lo esperan para el miércoles de la semana siguiente. Sin embargo, Holden, la noche del sábado, cinco días antes de lo previsto, decide abandonar el colegio, después de haber tenido una pelea con su compañero de habitación y de pasar un día lleno de vicisitudes. Desde Agerstown, Pennsylvania, sede de Pencey, viaja en tren a Nueva York, y durante aquella misma noche y los dos días siguientes deambula por la gran ciudad, matando el tiempo y derrochando en alcohol el dinero que llevaba consigo, mientras llega el miércoles para volver con su familia. La idea de la demora se fundamenta en el deseo del muchacho de que sus padres reciban en el intervalo de su vagabundeo la carta del director con la mala nueva de la expulsión, y no de su propia persona con su llegar anticipado, con el ánimo de amortiguar las consecuencias de su acto.
La novela de El Guardián… se ciñe exclusivamente al relato de esas tres jornadas. En ellas el protagonista nos da cuenta en primera persona desde su estadía en un sanatorio mental de las peripecias vividas en su errar sin rumbo, mezclándolas con sus recuerdos de otros momentos y su desbordante imaginación. Como cualquier persona insatisfecha no rehúye de la fantasía como suplantadora de la realidad que lo desalienta. Con un lenguaje claro y directo, dentro de un decir llano que tiende a veces a ser grosero sin escamotear el insulto, y otras mueve a la sonrisa, nos marca con crudeza la línea que lo va arrastrando hacia el abismo de la desesperación.
Holden Caulfield detesta el mundo que lo rodea, la hipocresía, la vulgaridad, la estupidez… En su filantrópica humanidad, no esconde sus contradicciones, ni sus odios, ni sus miedos, ni sus sueños, etc., y nos muestra de forma sincera el recorrido de su penosa existencia mientras busca su propia identidad, al tiempo que nos retrata de forma descarnada los distintos estratos de la sociedad americana a los que tiene acceso.
Una maravilla de libro.

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